martes, 15 de enero de 2008

Texto I

Cuando te piden que pintes un paisaje nevado y nunca has visto uno, necesitas un modelo, una fotografía, cualquier cosa que te sirva como referente para poder comenzar a pintar.

Algo parecido ocurre en la educación de un niño.

Cuando naces no sabes nada y lo que ves durante tus primeros años es lo que tomarás como modelo para tu vida.

Si en esa foto la nieve es azul, tú la pintarás azul y pensarás que así es, ya que nunca la has visto y así no puedes saber si es azul, rosa o amarilla.

Un niño no sabe ni como comportarse, ni actuar, ni hablar, nada. La familia, su entorno más cercano serán esa fotografía del paisaje nevado. Su inspiración para comenzar a dar sus primeras pinceladas en la vida.

Los extremos nunca son buenos. Tampoco debemos tener a ese niño entre algodones, intentándole proteger de una realidad que no consideramos la idónea para él. Debemos concienciarnos de que esos niños son el futuro y nosotros tenemos su futuro en nuestras manos, ya que los valores que adquieran serán los que ellos inculcarán a sus hijos y estos a los suyos y así sucesivamente.

No permitamos que esta cadena acabe considerando que el odio, la venganza y el rencor son sentimientos comunes en nuestras vidas. Y que el amor, la verdad y la justicia sólo aparecen en los cuentos de hadas.

Ayudemos a estos niños a pintar elmás bello futuro, utilizando como modelo la mejor fotografía, la nuestra.

Marta Ramírez Guerrero. 1º Bchto.

-------------------------------------------------------------------------------

No, no lo he escrito yo, sino uno de esos adolescentes, en este caso una alumna que me lo entregó el 26 de septiembre de este 2007. Me impresionó su forma de redactar y su madurez; a ella le debo la idea de este libro, aunque siempre he pensado que los adolescentes no son lo que vemos sino que hay mucho más dentro de sus cabecitas.

Según los sociólogos y sicólogos un crío que convive en su entorno familiar con la hostilidad verbal, la agresividad, los malos modos, la crítica, el odio, el machismo, la falta de delicadeza…hará suyas estas actitudes, más tarde o más temprano, como algo natural.
Los hijos aprenden más de nuestras acciones que de nuestras palabras y, a veces, estas desdicen las primeras. ¡No es fácil ser padres!

Podríamos preguntarnos:

¿Es la familia el primer referente de los adolescentes?

¿Qué relaciones nos gustaría tener con nuestros hijos?

¿Qué le pediríais a vuestros padres para mantener con ellos una buena relación?

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Marily!!! Olaaa!!! somos Esther y Cristinaa ^.^

Jooo te echamos mucho de menos!!
=(

Bueno, aquí estamos haciendote una visita por aquí, haber si acabamos ya los parciales y nos podemos pasar a verte a tu casa y a comentar por aquí =)


Sabes que nos van a cambiar otra vez de profesora de Griego?? muy fuerte vaya, ya te pondremos al día, y esperamos que sea pronto =)


Te queremos!


Muchos besos y recuerdos!!



By: Esther y Cristina (tus niñas de Humanidades =P)

Anónimo dijo...

Marta,
has creado un texto excelente, intenso.Una reflexión de las que gusta releer para captar los matices que tiene.¡Estupendo!
Antonio Santana

Esperanza dijo...

¡Hola Marilý! Aquí te pongo lo que he pensado acerca del texto.
La verdad, creo que es fundamental ese ejemplo que se da a los niños, que vale más que mil palabras, mil lecciones moralizantes. Personalmente, en mi experiencia en una academia, me he dado cuenta de que los niños -y algunas veces, también los mayores- actuamos por pura imitación de lo que hacen los demás, de los que nos servimos como referentes.
Dependiendo de lo que el niño vea y sienta en su entorno, así concebirá el mundo, partiendo siempre de esa perspectiva que se le ha inculcado en su casa, en su familia, y, más adelante, y sobre todo en la adolescencia, en su grupo, de amigos o de lo que sea.
La persona está, así, condicionada siempre por lo que le rodea, para bien o para mal. Esto se refleja en la famosa sentencia de Ortega y Gasset "Yo soy yo y mis circunstancias" ( y perdón por la repelencia, jejeje, pero es que siempre me ha gustado la gran verdad de esta frase). Dicho de otra forma, que el hombre depende de ese cuadro que se va pintando en torno suyo, y no exclusivamente de él mismo. Y creo que hacer nuestra ese mismo pensamiento es muy imñportante, porque si todos nos diéramos cuenta de esto, dejaríamos de juzgar, y comenzaríamos a comprender, llegando hasta límites insospechados de perdón y compasión. No diríamos, por ejemplo, que éste o aquél es un "merdellón" o un "pijo", o alguna otra cosa, así, despectivamente, sino que nos pararíamos a preocuparnos de por qué habla de ese modo, de por qué actúa así, y de por qué hace todas esas cosas en que nos apoyamos para etiquetarlo de esta o aquella forma. Y descubriríamos que todo tiene una explicación, que esa persona es un simple fruto de años y años viendo a su misma familia y amigos actuar así... y entonces no nos atreveríamos a llamarlo de ningún modo, porque comprenderíamos que nosotros mismos, de haber nacido y crecido en ese ambiente, estaríamos haciendo exactamente lo mismo que hace ahora esa persona, y que tanto criticamos.
Experimenté esto de lo que hablo muy claramente el año pasado, en el voluntariado en Ángeles Custodios, un centro de acogida a hijos de padres a los que se les había quitado la custodia de los niños. Las situaciones familiares de cada niño eran a cada cual peor: drogas, alcohol y un mundo dispuesto para ser sufrido era todo lo que habían heredado aquelos niños. Y esto, evidentemente, se reflejaba en su comportamiento, niños a veces tiranos y despóticos, resentidos con todo y con todos; yo, ajena a lo que ellos soportaban, confieso que se me hacían odiosos a veces. Pero mirando el caso más detenidamente, analizando el conjunto de todo lo que a aquéllos niños se les venía encima, PONIÉNDOME EN SU LUGAR, me doy cuenta de que no se puede hacer otra cosa más que comprenderlos, y lamentarse y dolerse no por el comportamiento de los niños, sino por este absurdo mundo que hace de ellos las víctimas más vulnerables.

La verdad, creo que desligarnos de esas circunstancias que nos rodean, incluso no siendo uno de estos niños de vida tan cargada de problemas, es muy, muy difícil. Por eso, más vale que mientras lo conseguimos vayamos cultivando cada vez más la comprensión, la tolerancia, y hasta el amor, hacia los que nos rodean.
En fin Marilý, esta es mi pequeña (o no tan pequeña, porque me he enrollado bastante, jeje) y primera aportación al blog :)
¡Muchos besitos! La semana que viene nos pasaremos a verte, creo que será el jueves por la tarde; de todas formas, te llamaré para confirmártelo. ¡Adiós!

M.Luisa Vázquez Arrondo dijo...

Gracias Antonio. Tu aportación me es muy válida, sobre todo, por valorar el texto de Marta. A lo mejor conseguimos que siga dejándonos aprender de ella.

M.Luisa Vázquez Arrondo dijo...

Hola Espe.Sólo el hecho de que el texto de Marta te haya llevado a la reflexión que haces es un paso importante en tu formación.

Sobre la cita que haces, habría que matizar. Por ahora te digo que todos podemos cambiarlas y no hay que dejar que se nos olvide.

Estadio estético dijo...

¡Hola Marily! ¿Qué tal? Bueno, ¡¡por fin te voy a escribir!! ^^ Ya era hora, ¿no? xD

Bueno, en cuanto al contenido del texto, tengo que decir que es totalmente cierto lo que se expone. Que el ser humano, al vivir en sociedad, toma como ejemplo, por tanto, a las personas más cercanas, a las personas de su alrededor. Si el humano no viviera en sociedad las cosas serían de otra manera. Cada persona seguiría su propio camino, porque no habría ningún otro ejemplo humano que seguir. Pero las cosas no son así.
Cada ser humano, desde que nace, va imitando, sigue el ejemplo de las personas que les rodea. No hay espacio para la total individualidad, para la total libertad. Somos parte de algo, de una sociedad. Si viviéramos totalmente aislados, no tendríamos porque seguir un ejemplo, actuaríamos con total libertad, sin tener un modelo.

Pero centrándonos más en lo que es el tema del texto, he de decir que en un principio, cuando somos más pequeños, seguimos el ejemplo mayormente de nuestros padres, pero cuando vamos creciendo, la cosa va cambiando y vemos a nuestros padres de una forma diferente, no nos imponen tanto respeto como antes y son ahora los compañeros de clase, los amigos…los que pasan a influirnos más, ya que por la edad y porque pasamos mucho tiempo con ellos, por ejemplo, en el colegio, nos sentimos más comprendidos. Pero es muy importante saber distinguir entre un AMIGO y un compañero de clase, como diría Alejandro Sanz, no es lo mismo. Y también es importante no dejarse influenciar demasiado por los demás y mantener nuestra forma de ser y de pensar siempre que estemos convencidos de ello.
De esta forma, los profesores también nos influyen, aunque depende de la persona, en menor o mayor medida. Ya que para algunos adolescentes, los profesores son más que simples transmisores de conocimientos por obligación legal, son TRANSMISORES de mucho más, de experiencias, de sensaciones, de consejos…de vida. Pero por otro lado, hay otros adolescentes que son incapaces de admirar a los profesores, que, en su opinión, parecen “anticuados”. En ocasiones no es que no se admire el papel del profesor, sino que se pierde el respeto hacia el maestro. Situación injusta, pero en ocasiones real. Los profesores tienen también un papel importante para el que sabe escuchar.
Pero volviendo al tema de los padres, he de decir que aunque la relación se enfríe en la adolescencia, los padres deben esforzarse por ser COLEGAS de sus hijos, de tener confianza, comprenderlos…y aún más en esta etapa de la vida. Esto solo se consigue hablando. La COMUNICACIÓN es básica en las relaciones personales. Así se conseguirá que las relaciones padres-hijos mejoren.

Bueno Marily, espero que haya acertado en algo xD Igual te hacemos una visita pronto. ¡Un beso!

M.Luisa Vázquez Arrondo dijo...

¡Hola Laura!

Ante todo gracias por tu interés. Tu comenterio es muy acertado y concreto.Recoges todos aquellos ámbitos que os pueden influenciar.
Sobre el coleguismo de los padres no estoy muy segura de que sea lo mejor. Deben ser cercanos, eso sí, pero no pueden perder su principio de autoridad que tanta falta os hace.

En cuanto a los profesores, cada uno es como es y todos lo hacen de la mejor manera que saben.
Recuerda que tú también puedes pintar paisajes en tu entorno.

Besos. Marily.

JOSE-MARIA dijo...

Pues sí, la vida es un aprendizaje. ¿Qué sería de todos nosotros sin los maestros o maestras que han puesto sus conocimientos y dedicación al servicio que quienes desean aprender...?